El cine ha sido objeto de intensos debates entre los críticos y los entusiastas. Por un lado, hay quienes ven al cine como un agente transformador capaz de cambiar la sociedad y la moralidad humana. Estos entusiastas creen que el cine podría reemplazar todas las grandes artes. En el extremo opuesto, algunos críticos desprecian el cine, considerándolo un entretenimiento superficial para las masas y negándole cualquier valor artístico.
Ambas posturas son extremas y no abordan de manera objetiva la verdadera naturaleza del cine. El cine, cuando se considera de manera imparcial, no merece ni el entusiasmo excesivo ni el desprecio total. Louis Delluc propuso el concepto de «Photogenie», sugiriendo que el cine puede crear un nuevo punto de vista artístico, lo que indica que la producción cinematográfica sigue leyes inmutables que preceden a la fotografía animada.
Para determinar si el cine es un arte, debemos analizar si cumple con los criterios que distinguen una obra de arte de otros productos. Una obra de arte es una realidad imaginada y creada por el artista mediante la selección y reagrupación de elementos naturales. Esta creación establece un microcosmos aislado del mundo real, definido por la armonía de proporciones y el ritmo visual o musical.
La fotografía, aunque no es puramente artística, conserva elementos del arte al proyectar masas sobre una superficie plana. La solidez de los cuerpos y el espacio que ocupan es ficticia e ilusoria. La delimitación del campo visual y la inserción de la imagen en un marco simétrico son convenciones que la fotografía comparte con la pintura, estilizando y aislando la realidad para darle una calidad artística intrínseca.
La verdadera naturaleza del cine aún no es clara para muchos, quienes lo abordan con hábitos mentales adquiridos en otras artes, especialmente el teatro. Sin embargo, la pantalla cinematográfica se opone claramente a la escena teatral en sus métodos y objetivos. Mientras que el teatro reduce la complejidad de la vida a un debate verbal, el cine transforma el espacio y el tiempo mediante la magia de la proyección.
El cine es un arte que combina elementos visuales y temporales de manera única. A través del montaje, el director reúne y dispone las unidades de una película para crear una narrativa visual coherente. La continuidad significativa y el ritmo son esenciales para el cine mudo, y la dirección decide la forma final de la película, similar a cómo la escritura y la sintaxis elaboran una novela.
En conclusión, el cine es un lenguaje visual que difiere de otras formas de arte en su capacidad para proyectar una narrativa visual continua. Aunque derivado de la fotografía, el cine va más allá al proyectar una serie de imágenes que crean una narrativa visual. Al igual que la novela, el cine abole las unidades de lugar, acción y tiempo, pero conserva una unidad interior de propósito y armonía, convirtiéndose en un medio poderoso para la imaginación y la expresión artística.