El éxito de Mickey Mouse ha sido tan grande que ha eclipsado no solo a los competidores de Walt Disney en el ámbito de las películas de dibujos animados, sino también a algunas de las obras más innovadoras y artísticas del propio Disney, como las Sinfonías Tontas. Mickey Mouse se ha convertido en un icono cultural, un cómico cinematográfico de primer orden cuya popularidad no depende únicamente de su mérito artístico. En parte, su éxito se debe a ciertos elementos de moda y a su carácter distintivo, que a veces obliga a Disney a dotarlo de ingenio verbal, lo cual puede ir en contra del espíritu original del dibujo animado.
En los primeros dibujos animados, la gran satisfacción provenía del uso del sonido de manera apropiada. El sonido era tan irreal como la acción en pantalla, lo que creaba una armonía perfecta entre lo que el ojo veía y lo que el oído escuchaba. Las palabras de Mickey, disfrazadas como sonidos animales, se integraban bien en este contexto. Sin embargo, en el momento en que estas palabras se vuelven reconocibles, se corrompe la perfección del dibujo animado, según el análisis de Gilberto Seldes.
Esa perfección de la que habla Seldes se puede observar en algunas de las Sinfonías Tontas, como en «Invierno», una de las cuatro estaciones. En este corto, animales de piel de toda clase y tamaño observan con ansiedad los movimientos de un topo y lo obligan a regresar a su madriguera mientras su sombra desintegrada baila sobre el suelo. Aquí, el ritmo del movimiento y el dibujo en blanco y negro en la pantalla se encuentran en perfecta armonía con la música, que actúa simplemente como una guía para el ritmo.
Otra obra maestra de Disney es «Castores ocupados», donde el ingenio y la inventiva alcanzan su punto más alto. En lugar de transformar objetos cotidianos en formas fantásticas de animales, Disney transforma a los castores en virtuales máquinas. Eliminando el tiempo y el material, los castores podan y derriban árboles y construyen represas con tremenda rapidez, pero siempre sugiriendo herramientas como sierras, hachas y tornos. Esta inversión del recurso favorito de los dibujos animados es un testimonio del genio creativo de Disney.
«Melodías egipcias» es otra Sinfonía Tonta que demuestra la maestría de Disney. Este corto lleva al espectador al interior de la Esfinge, donde una hermosa danza es realizada por momias, esclavos, soldados y altos sacerdotes. En el gran final, todos los jeroglíficos de dos grandes columnas cobran vida en una danza de extraordinario movimiento y belleza. Esta animación no solo es visualmente impresionante, sino que también muestra la capacidad de Disney para crear mundos mágicos y llenos de vida a partir de elementos aparentemente inanimados.
La innovación y la creatividad de Disney en las Sinfonías Tontas demuestran que su talento va más allá de la creación de personajes icónicos como Mickey Mouse. Estas obras representan una exploración profunda de las posibilidades del medio animado, donde el ritmo, la música y la animación se combinan para crear experiencias únicas y memorables. Es en estas piezas donde se puede ver claramente la capacidad de Disney para elevar el arte de la animación a nuevas alturas.
En conclusión, aunque Mickey Mouse sigue siendo el personaje más famoso y querido de Disney, las Sinfonías Tontas muestran la verdadera profundidad y versatilidad del talento de Disney. Estas obras, con su perfecta armonía entre sonido y movimiento, y su capacidad para transformar la realidad en fantasía, representan algunos de los mejores ejemplos de lo que la animación puede lograr. La magia de Disney, por lo tanto, reside no solo en la creación de personajes icónicos, sino en su habilidad para innovar y sorprender constantemente a su audiencia.